martes, 5 de julio de 2011

1 GLIBO, 2 GLIBOS, 3 GLIBOS (2). Hoy, Piaula Gardoqui nos actualiza Caperucita Roja.


            Érase una vez una mamá que vivía sola con su hija. La razón la ignoro. Seguro que por algo malo. En la vida no todo es bonito amiguitos, por eso en los cuentos suceden también cosas malas a los niños. Tal vez el papá murió, dejó abandonada a la mamá o no se hizo responsable durante el embarazo. El caso es que la mamá, por necesidades de trabajo, se veía obligada a mandar recados a su hija, recados que jamás desobedeció. En los cuentos sin adulterar los niños no desobedecen a sus padres.

            La niña era presumida y muy poco tímida. Lucía una capucha roja con capa. Era una prenda de vestir muy llamativa en su época, se hacía ver delante de todo el mundo. Cuando digo todo el mundo me refiero a sus amiguitas, que la envidiaban, pero también a algunos hombres que interpretaban mal el significado de su ropa. Algo parecido a lo que pasa ahora con las minifaldas o ropa atrevida. Es decir, que el cuento podría llamarse hoy día “Minifaldita Roja”. ¡No os riáis niños! ¡Esto no es cosa de risa!.

            La mamá prevenía a su hija del mal que le acechaba con su capucha roja y también de ciertos hombres, tal vez ella misma lo había experimentado en carne propia. La mamá nunca le prohibió llevar su ropa roja, respetó el derecho de su hija a vestirse como quisiera.

            En los cuentos de verdad se enseñan cosas importantes, por ejemplo, que nunca se puede desatender a los mayores. Así, Caperucita ayudaba a cuidar de su abuela que vivía sola y estaba enferma. Un día, en el trayecto a casa de su abuela, un hombre, mejor dicho un auténtico cerdo, se prendó de ella, se quiso aprovechar de que Caperucita estaba sola e indefensa. Este tipo hombres son cobardes y mentirosos, saben manejar a los niños. Le regaló el oído a Caperucita con finalidad libidinosa. Ella no se dejó engatusar, tenía la lección bien aprendida, no quería desobedecer la orden expresa de su mama: no debía hablar con desconocidos y menos con los que dicen cosas bonitas o regalan golosinas.

            Pero el cuento no acaba bien amiguitos. La forma de ocurrencia de los hechos finales del cuento es lo de menos. Tal vez Caperucita se dejara seducir inocentemente, tal vez se arriesgó más de la cuenta siguiendo el juego y las bromas del canalla, tal vez la engañaron vilmente, la cuestión es que fue brutalmente violada y asesinada por el hombre en una cama de la casa de su abuela, lugar en el que se encontraba segura, tal vez por eso bajo la guardia. Su abuela también fue asesinada.

            Ahí fuera hay hombres peores que lobos, auténticas bestias que no tienen reparos en haceros mal amiguitos. Son pocos pero los hay. Aparecen cuando sois más vulnerables, por eso, en esas ocasiones, habréis de estar especialmente en alerta.

            Nadie nos ha dicho cuál era el nombre real de Caperucita, puede ser cualquiera. A mi me gusta llamarla Mariluz.

            Hasta la próxima semana amiguitos.

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