(Una vez más, les recordamos que este
programa se emite manipulado por el “Acelerador de Partículas de Silencio”, de
ahí el tono ameno del habitualmente cansino presentador Jesús Hermidi)
Es
tiempo de restricciones, si este programa quiere sobrevivir en antena debe
recortar gastos. Por eso esta noche no habrá invitados. Será éste que les habla,
acelerado por el acelerador de partículas de silencio, el único que les debata,
pues tengo personalidades a raudales. Debatiré, sin perrito-moderador que me
ladre, sobre el apasionante mundo del blog, fenómeno que tanta audiencia resta
a la estrella de la tilivisión (no por los
que los leen, que son muy pocos, sino por los que los publican, que son aún
demasiados, si bien es cierto que caen como chinches...)
Hermidi: El bloguero no es más
que un exhibicionista, como yo.
Hermidi: Pues yo pienso que la
razón de ser del blog no puede ser otra que la convicción de que se tienen
cosas interesantes qué contar.
Hermidi: Perdón que me corrija,
creo yo que es justo al contrario, el bloguero pretende conocer si sus posts
son dignos de ser contados.
Hermidi: Me parece eso muy
confuso, incluso para mi mismo que lo he dicho.
Hermidi: Pues no es tan confuso
Jesús, se duda de que lo que se escribe sea bueno. El bloguero busca refrendo,
empatía sería la palabra.
Hermidi: ¡Qué tontería acabo de
decir! Nadie hace público algo que no considere digno de ser contado.
Hermidi: ¿Entonces por qué en las
entradas sin comentarios asaltan las dudas, incluso la vergüenza?
Hermidi: No todos los blogueros son
iguales, ni tienen el mismo grado de seguridad en si mismos. Además, son
multitud los deliberadamente antipáticos, los que se recrean en la mentira y en
el escándalo, los blogs con oscuras motivaciones.
Hermidi: No creo yo que la
respuesta social sea tan importante, es más bien una motivación personal la que
inspira al bloguero, los blogs serían una actualización de los añejos diarios
íntimos.
Hermidi: Sí, pero siempre se ha
dicho que los diarios, subconsciente o conscientemente, se escribían para ser leídos
por otros. El blog se sostiene en relaciones humanas, reales o ficticias,
incluso potenciales, es decir relaciones por descubrir.
Hermidi: Yo no me complico la
vida. El blog sólo es un juego social, como jugar a los naipes, cada uno a su
escala, entre el solitario (paja mental) y el torneo internacional de póquer
(con cientos de seguidores-jugadores).
Hermidi: ¿Realmente pienso que es
un juego compartir desinteresadamente lo que se sabe, lo que se tiene, lo que se
crea o lo que se vive?
Hermidi: Si, y también un
ejercicio de vanidad o de ego mal medido.
Hermidi: Vamos... ¿Cómo va a ser
compatible la vanidad con el anonimato de la mayoría de los blogueros?
Hermidi: No creo yo que el empleo
de un seudónimo implique anonimato, las recompensas personales son evidentes, a
pesar del avatar. Además el secreto puede desvelarse selectivamente, a
conveniencia. El bloguero se siente protegido y a la vez poderoso.
Hermidi: Si hay recompensas son
más ficticias que reales. Tal vez todo sea autoengaño en el emisor y el
receptor.
Hermidi: Me parece que este tema de debate me está viniendo grande... ¡Marditos roecortes! Además con el acelerador de
partículas de silencio ni siquiera puedo disimular mi acento onubense...
Por
favor una actuación musical urgente que me
reponga yo a mi mismo...
Intirisanti autodibati el de Hermidi sobre los blogueris.
ResponderEliminarGracias Niño. Verás que contento se pone Jesús Hermidi cuando lea tu comentario.
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