lunes, 25 de junio de 2012

MIS TIRRORES FAVORITOS (5) Los Crímenes del Museo de Cera


       
            Tal vez llegue el día en que la Serie B y el género cinematográfico de Terror se revaloricen y tengan la misma consideración que todas esas cosas sin importancia que nuestra sociedad ha encumbrado y que cuentan ya con palco de autoridades.

            Razones no van a faltar, pues el cine de Terror es un tratamiento homeopático bastante efectivo contra los terrores cotidianos. Los deslices y ligerezas visuales e intelectuales de la Serie B nos tranquilizan, nos avisan periódicamente que lo que contemplamos no es verdad, sólo ficción mala de la buena, pero suficiente para satisfacer nuestros crueles y bajos instintos sin hacer daño a nadie, ni siquiera a los animales.

            Consideraos por tanto afortunados, amantes del Terror y la Serie B. Sabed que no es éste un género al alcance de todos, por ser una expresión desprejuiciada, espontánea, inocente, por tanto muy humana, que permite, mejor que un tratado magistral, distinguir las verdaderas obras de arte, la Serie A, y afrontar los también verdaderos terrores de un mundo fantástico y terrorífico, un mundo que sería también de serie B si tomáramos en serio los avances tecnológicos que las pelis malas atribuyen a los mundos pendientes de descubrir.

            Repito: tal vez llegue el día en que la Serie B y el género cinematográfico de Terror se revaloricen y además se promuevan. Llegado ese día, ésta será la película que yo, Chicho Ibáñez Sirrador, aconsejaré para los iniciandos, sería su mejor bautismo de sangre: “Los Crímenes del Museo de Cera” de 1953, de André De Toth, película que esta noche proyectamos, con cortes publicitarios, como debe ser, en Tilivisión Ispañola.


            La Warner repescó una vieja, y bastante buena, peli suya de 1933 de Michael Curtiz “Los Crímenes del Museo”, de la que se conserva lo esencial, y a la que se le empiezan a quitar cosas, capas de la cebolla, convirtiendo una divertida película clásica de misterios en la primera película de terror moderna.
           
            Asesinos ya habían aparecido en la pantalla del cine mudo, los monstruos de distinto pelaje son tan antiguos como el mismo cine, pero psicópatas por amor al arte, dedicados a matar porque sí, para el deleite del espectador, no. (El psicópata torturado de Hitchcock es de 1960).

            Esta película instaura el género del “Corre que te mato”. Comprobarán los adolescentes de cualquier edad las similitudes del protagonista de esta noche con algunos famosos matarifes enmascarados de la pantalla: el gran Freddy Krueger, asesino surrealista que mata en sueños (una genialidad absoluta), también volvió a la vida luciendo sombrero tras ser quemado vivo. Pero lo innovador de este film no es sólo el perfil del asesino, es el talante al retratar el terror: lo morboso se mezcla con el espectáculo. La  peli, filmada en 3D, está llena de guiños al humor y a la ironía de brocha gorda, tan frecuente en el cine de terror de los 80. Al igual que “Scream”, de Wes Craven, “Los Crímenes del Museo de Cera” se ríe de su público, interconecta con él. Reveladora resulta una escena en la que el animador a la puerta del museo dirige su mirada y su palabra directamente al público de la sala de cine que contempla la película, un guiño verdaderamente inaudito en una película de principios de los 50.


            Puede rastrearse además en la película de esta noche la filosofía de vida de Jason Viernes Trece, y de tantos otros colegas, que liquidan imaginativamente y con total impunidad a los sujetos de moral discutible, o que no caen demasiado bien, pero ven mermado su poder asesino con las chicas guapas, inteligentes y honradas quienes al final siempre se les escapan (en este caso la prota desaprovecha la ocasión de una depilación a la cera integral y definitiva, con una revolucionaria técnica de riego por aspersión)

            Podía seguir hablando horas pero me pagan por minutos. Espero que la presentación de hoy les haya parecido tan interesante como la de la anterior temporada (sí, ya lo sé, hasta yo mismo he de reconocer que pierdo ingenio y sentido del humor por momentos, será la edad)

2 comentarios:

  1. El mismo personaje nos da pistas de lo "comercial" que pretende ser http://www.youtube.com/watch?v=Dkf28x5FP7c

    Y por otro lado, esta escena http://www.youtube.com/watch?v=mFiXQo9w-FU
    sirve de inspiración al inicio de la genial pero infravalorada "Pelotas en juego" (Balls of fury).

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    1. Tienes razón Niño, el museo de cera se convierte en un trasunto del propio cine, la película se autocritica a si misma.
      Está llena de pequeños detalles que han sido copiados por otras películas, incluso buenas (esa cabeza de ET en el ropero que pasa desapercibida cual Bronson...) pero no quiero aburrir al espectador.
      Por cierto, enorme "Pelotas en Juego", la vi por tu consejo y me río sólo de recordarla. Es de las mías, absolutamente.

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