miércoles, 20 de junio de 2012

LA MINSIÓN DE LOS PLAFF (6). Carlos Dívar Plaff



            El asunto no tiene la menor importancia Carlitos, creo incluso que beneficia a la Justicia, pues la hace más cercana.

           Que se hayan hecho públicas tus escapadas (no delictivas por supuesto) a la costa a costa del erario público, enseña al pueblo- el mismo pueblo que tú y tus colegas juzgáis -que los jueces sois unas personas como las demás, pero que sencillamente os creéis con más derechos que los demás; que sois gente de a pie, pero que desde un estrado decide sobre el bien y el mal del resto; con vuestras debilidades, que comparten humanidad con la autoridad que os otorga el cargo. Tus escapadas han abierto los ojos a mucha gente, ser cabeza del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial tiene esas cosas, la representatividad, tú ya sabes... Yo siempre confiaré en la Justicia, sobre todo cuando me la administren los jueces Plaffs, como tú.

            Es una alegría que estén ya todos al tanto de la moral de fin semana de aquellos que resuelven las humanas controversias y que cuando se enarbolen sentencias firmes y jurisprudencias se puedan hacer una idea de la Justicia implícita que contienen, a juego con los grandes hombres que la administran.

            Como andas liado, no hace falta que este año acudas al torneo “Golff Plaff”. Mejor te das una escapadita, relájate como tú sabes, pero no a costa de quienes tú sabes porque ya sabes que lo saben.

            Te dejo que tengo al teléfono un primo que está de obispo en la Argentina.

            Se te aprecia, afectuosamente, Juan Sibastián Plaff.
           

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Un Plaff nunca pedirá perdón, máxime si su perdón implica devolver hasta el último euro.
      Abrazos Tirso.

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