Cada vez me cuesta más encontrar sigundas oportunidades, revulsivos vitales, comienzos desde cero, ilusiones renovadas. Tanto es así que temo que la diricción baraje la posibilidad de quitarme del medio y sustituirme por algún niñato que aún no haya empotrado su coche contra una piedra enorme en mitad de la carretera y que mantenga por tanto impoluta la euforia de los anuncios de refrescos y cerveza. Tal vez sólo necesite unas vacaciones para retomar el programa u optar por componer bandas sonoras de películas, porque de eso va hoy la “Sigunda Oportunidad”, de reconversiones de rockeros que dejaron de dar saltos en el escenario y empezaron a musicar películas, que se hicieron, o los hicieron, mayores, que sobrevivieron a su juventud con gran éxito.
Danny Elfman, de líder de Oingo Boingo, a compositor de cabecera de Tim Burton, entre otros.
Clint Masell, de líder de Pop Will Eat Itself, a compositor de cabecera del director Darren Aronofsky (“Pi”, “Requiem por un sueño”, “El luchador”, “Black Swan”...)
No son los únicos ejemplos, viene a mi mente el caso castizo de Bernardo Bonezzi, el líder de Los Zombies, que pasó de “Groenlandia” a “Farmacia de Guardia” vía Almodóvar.
Esta programa de la “Sigunda Oportunidad” me está deprimiendo. Definitivamente necesito unas vacaciones y empezar de nuevo, pero no quiero componer bandas sonoras, aún no, ya habrá tiempo. Siempre hay tiempo para componer bandas sonoras.
Pico Costas.
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