Buenas tardes.
A todos aquellos que vean la película en versión audiodescrita, les recuerdo que, a pesar de los recortes de esta cadena, sigo siendo Alfonso Sánchiz. A los oyentes tilividentes no hace falta que se lo diga, reconocerán perfectamente mi aguda voz nasal. Desde que esta tilivisión implantó los comentarios en off, los sordos cinéfilos no saben ya ni quien les habla.
Recuerda, recuerda, recuerda... Sí “Recuerda” de 1945, dirigida por Alfred Hitchcock, quien tituló a esta obra “Embelesado/a” (“Spellbound”). D. Alfredo aborda un problema muy serio, el de la pérdida de memoria. A ritmo de suspense nos despacha una enconada amnesia con suplantación de personalidad y nos la cura en un plis plas, con un guión acelerado por la confianza en las técnicas psicoanalíticas freudianas tan en boga en aquel momento.
La película es maravillosa sí, pero también superficial. Psiquiátricamente hablando es un telefilme, no una obra maestra.
Alfred Hitchcock ni siquiera roza el sentimiento de temor que implica la pérdida de memoria; de tener una vida llena de periodos de muerte transitorios; la angustia de prever que lo que se vive, en un futuro cercano, no se habrá vivido, no habrá ni siquiera existido; que el tiempo en lugar de trascurrir se resta; la pérdida involuntaria de la identidad, de la sabiduría, de la confianza. Para un desmemoriado “Recuerda” es en realidad “Embeleso”, la película de Ingrid Bergman haciendo de psiquiatra, con escenografía de Dalí y regusto a Luís más buñuelo que Buñuel.
Algunos tilividentes se preguntarán si es posible abordar la falta de memoria, o de recuerdos, desde esa dura perspectiva de la que adolece la película de la tarde. La respuesta es afirmativa, esperen a esta noche. Esperen a “Sábido Cine”.
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