... No sé a qué cuento viene llamarme vago. Sencillamente llevo al extremo los principios renacentistas de la escultura. Yo no me conformo con quitar a la materia aquello que le sobra para crear mis obras, me limito a aceptar la materia como está, sin quitarle nada. ¿Para qué voy a trabajar si me lo encuentro todo hecho? No soy flojo, soy práctico. Además, esculpir, tallar y manipular es tan cansado...
“Jabba” 2011. Piedra arenisca, agua salada y erosión natural.
“Interferencia mortal” 1995. Hierro fundido, mármol y muerte.
“Familia” 1998. Madera, tierra y subcontrata municipal de jardinería.
“Suavemente me mata con su acordeón” 2012. Metal galvanizado, antiguo pequeño negocio y especulación urbanística.
“Fortaleza interior” 2000. Metal, tapicería de automóvil y joven pirómano.
“Cilindros al sol” 2012. Hormigón, pintura plástica y fondos europeos.
Cuando encuentro una pequeña arenisca interesante me la llevo a casa como objeto decorativo. Tengo una en la estantería que parece un monstruo marino. En un playa de Cádiz estaba tomando el sol y lo capturé.
ResponderEliminarNiño, tú también debes ser un escultor vago pero de obras de pequeño formato.
ResponderEliminarJabba es una piedra gaditana, como la tuya.
Mi mesa y mi casa están llenas de piedras. No me importan que sean feas. Lo importante es el día y el lugar.
Gracias por el comentario, no te puedo comentar en tu blog porque me da vergüenza.